31 mayo 2009

Descuartizando cebollas

"Se puso a desprender, una tras otra, las capas de la cebolla y decía: ¡He de encontrar la verdadera cebolla, he de encontrarla!" Jaime Sabines
Y heme aquí, una cebolla descuartizada, una cebolla que no se sabe cebolla y busca con insistencia su centro, que llora ante sus propias capas como lloran todos al rebanarla (¡pero la rebanan de todas formas, hijos de puta!).
Perdida está, de antemano, la batalla, pero de todas formas la libramos, ¡estúpidos ilusos!... ¿Quieres algo sincero?, soy una mujer que sufre, y que cuando lo esconde lo malesconde; la angustia es mi estado natural, las lágrimas brotan de mis ojos con tan sólo evocar una imagen, casi al azar, una emoción sin nombre, un recuerdo, un lugar o un objeto de valor. Y ni hablar. Es por eso que no culpo a los desertores, no es sencillo ni económico, ni, en estricto sentido, conveniente, estar a mi lado.
Cada quien elige su forma de vivir, de abrirse al mundo o cerrarse a él. De víctima a verdugo hay sólo un paso. Yo he sido los dos, pero hoy no quiero ser ninguno. Sólo quiero, (valga el juego retórico), ser. Sólo quiero abrirme del todo, sólo quiero sentirme yo y sentir que esa yo tiene un receptor.
Por eso llamé al final, por eso entrego mi precario equilibrio recién adquirido en un nuevo intento… Pero sé lo que pasará mañana. que será un nuevo sufrir, un nuevo aceptar una derrota, un nuevo “no puedo darte lo que necesitas”. Habré de afrontar de nuevo la decepción, la frustración y el dolor extremo. Volveré a caer y tendré que levantarme de nuevo… Pero aún así debo hacerlo. Necesito hacerlo.
Sigo intentando encontrar la verdadera cebolla.
Luchar es un martirio, no hacerlo, una muerte… penosas alternativas.
Pero gracias por intentar buscar en tu interior. Y por concederme esta oportunidad, aunque de antemano sepas que tendrás que volver a negarme. Sé que no es fácil

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