Semana Santa II

No fueron
lágrimas sordas, de esas que dejan la sal en las mejillas mientras las recorren lentamente… tampoco lágrimas reprimidas. Fue el alma lo que me salía por los ojos, que miraban el agua mientras otra agua los impedía mirar.

Me rompí del todo, sin trabas, sin fijarme en los escasos seres humanos (igual podrían haber sido jirafas volando) que pasaban por mi lado… ¡Venditas gafas de sol!.
Y me permití sentir de nuevo, después de tantas semanas de bloqueo, la infinita tristeza y el profundo dolor de verme sola de nuevo, de no comprender… de no querer aceptar lo que ha pasado.
Y allí me quedé, presa de mi misma y sin saber cómo controlar esas putas lágrimas asesinas, para las que ni metáfora gótico-impactante encuentro.

No me olvides. No me dejes ir
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio