11 mayo 2009

Testigos sean todos

¡Testigos sean todos del temblor, del quiebre de la tierra!. Cuánto movimiento puede haber de un segundo a otro..., cuánto cambio. Quién hubiera podido predecirlo, tan tranquilas que parecían las aguas ayer y tan iracundas que se presentan hoy.
Es este mundo tan otro, tan distinto al de ayer, es éste un mundo nuevo, más lúcido, más puro y ante todo: ¡más solitario!... ¡Testigos sean todos del inicio de esta nueva era!. ¡Sin muertos que persigan, sin dioses de arcilla!. Sólo conciencias y autoconciencias, sólo tierra, mar y cielo...

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